¿Por qué es importante el diálogo para reconstruir las confianzas y buscar soluciones a los conflictos? ¿Cómo estamos enfrentando los conflictos que actualmente nos aquejan como país? ¿Qué podríamos haber hecho mejor? Estas y otras preguntas abordaron las y los panelistas del conversatorio “Diálogo y confianza en tiempos de crisis”, organizado por el Programa de Mediación y Resolución de Conflictos de la Facultad de Derecho UAH.
En esta instancia participó el Rector de la Universidad Alberto Hurtado, Cristián del Campo SJ; el Director de la Misión Chile del Centro Nansen para la Paz y el Diálogo, Alfredo Zamudio; y la Directora del Centro de Estudios de Conflicto y Cohesión Social (COES), María Luisa Méndez; cuya conversación estuvo moderada por la docente de Derecho UAH, Rosa María Olave.
“Este es un seminario que le hace mucho sentido a una Facultad empeñada en formar abogadas y abogados para el bien común. Porque, en un momento marcado por la incertidumbre, la inseguridad, la polarización y la confrontación, es más necesario que nunca reflexionar sobre la importancia del diálogo como herramienta para la resolución de conflictos y la construcción de sociedades más justas y equitativas”, aseguró la Decana de Derecho UAH, Miriam Henríquez en sus palabras de apertura.
La profesora Olave enfatizó la importante alianza de colaboración entre el Centro Nansen y Derecho UAH que ha permitido, entre otras cosas, hacer una traducción del Manual de Diálogo y Transformación de Conflictos. “Por la vocación de nuestra Universidad es muy importante aportar al país en estos temas”, dijo.
“El conflicto es parte de nuestra existencia, tenemos que aprender a vivir con él, a transformar la potencia que tiene para que no se vuelva algo destructivo. En ese sentido es muy importante el desarrollo de habilidades, herramientas, metodologías de diálogo, de colaboración, de negociación y de facilitación, y que precisamente entrega nuestro Diplomado. El programa tiene como foco el trabajo en contextos de conflictividad, por lo que estamos invitando a profesionales de distintas áreas, que aborden estas temáticas en sus comunidades, espacios de trabajo y en contextos públicos y privados”, aseguró el director del Diplomado en Mediación y Resolución de Conflictos UAH Gonzalo Frei.
Construir puntos de encuentro
El Centro Nansen para la Paz y el Diálogo es una organización financiada por el gobierno noruego que aborda la pedagogía del diálogo, cómo crear puntos de encuentro a través de otras instituciones, y de vez en cuando facilitan procesos de diálogos, y que trabaja en Chile desde 2019.
“La gente dice: hay mucha desconfianza en Chile. No sabemos qué hacer, hay mucha rabia. Pero si quieres hacer un análisis hay que hacerse una pregunta obvia: de dónde viene esa desconfianza. Si quieres transformar algo tienes que entender su raíz. Porque muchos pueblos tienen memoria de los abusos de generaciones anteriores y es importante crear espacios para hablar de ellas”, dijo Alfredo Zamudio, Director de la Misión Chile del Centro Nansen.
“Chile tiene capacidades, tiene conocimientos, pero sus voluntades andan un poco dispersas, y no es que no existan, están tal vez ocupadas en distintas cosas. El asunto es cómo conectas esas voluntades. Cómo construyes esos puntos de encuentros cuando hay abismos”, asegura Zamudio y explica que el ejercicio de escuchar al otro es fundamental para construir puentes. Sin embargo, “cuando hay asimetría de poder no necesariamente hay voluntad para tomarse el tiempo para escuchar, y eso es una parte de la jungla de la desconfianza”.
Entonces, ¿cómo se puede construir una agenda de transformación con el otro? “Tratando de encontrar lo más viable para recuperar y construir la confianza con quien antes no has hablado. La co-construcción es de lado y lado, es una construcción incluyente, y tal vez lo que construyen no era igual a la idea inicial, pero llegan ahí porque se ha ido por pasos: primero a un lado de la brecha, luego ofrecen su idea, luego están dispuestos a aprender, a ajustar, a probar una transformación que tal vez no es la perfecta pero que les permite cruzar”, afirma.
Al igual que Zamudio, la Directora del Centro de Estudios de Conflicto y Cohesión Social (COES), María Luisa Méndez, fue enfática en que, para abordar los conflictos, hay que entender sus orígenes: “Somos un centro que trata de entender las raíces del conflicto, sus consecuencias, entendiendo el conflicto social no como algo negativo per se, sino como algo que puede traer mucha transformación social, y también como la reorganización de la acción colectiva, de la generación de nuevas identidades”, explicó.
Méndez cuenta que hace 10 años que el Estado identificó un área de conflicto y convivencia como un espacio donde Chile estaba enfrentando desafíos particulares, “con un ciclo de movilizaciones que no había estado presente en las últimas décadas”. Así fue cómo surgió el COES, centro que desarrolla investigación colaborativa y multidisciplinar en temas relacionados al conflicto social y la convivencia.
Respecto de la asimetría de poder, Méndez afirma que esta “tiene otra capa: quien está en el poder también ha perdido legitimidad. La erosión de la confianza en las instituciones, por problemas de abuso, corrupción, transparencia, entre otras, es una desilusión que parece no revertirse”. Y añade: “Frente al diálogo, hay un gran tema sobre cómo entender la asimetría, pero que también está cruzada por problemas de legitimidad; tratar de entender el interés del otro, que también puede ser legítimo. Está absolutamente tensionada la pregunta sobre el interés del otro, y tratar de entender que ese interés también puede ser legítimo”.
Necesidad urgente de diálogo
Por su parte, el Rector UAH, Cristian del Campo SJ, destacó la importancia de abordar estos temas, especialmente en el contexto que vivimos, y compartió algunas de sus experiencias personales, vinculadas a la “necesidad urgente del dialogo y de restituir confianzas”, tanto en la presencia jesuita en territorio mapuche, como capellán del Servicio Jesuita Migrante y provincial de la Compañía de Jesús.
“Hay una falta de confianza de que el diálogo se pueda dar, porque estamos viviendo una situación de tal inseguridad y de tan poca confianza en el diálogo”, dijo. Y añadió: “No tenemos que esperar que estén todas las condiciones para que podamos dialogar”.
Sobre su experiencia en el Servicio Jesuita Migrante, el Rector reflexionó sobre lo fundamental que es no dejar a nadie fuera de las conversaciones y empatizar, en este caso, con las comunidades que sufrieron la concentración de población migrante en el país: “Caímos en un juicio prematuro que impedía el diálogo, al no reconocer y no empatizar con lo que estaban padeciendo esas comunidades que, en muy poco tiempo, vieron afectada su vida, su circulación, acceso a servicios”.
“Erramos en creer que nosotros éramos los justos y apuntábamos al resto, como si su rechazo a esta situación fuera un rechazo xenófobo, cuando en muchísimos casos era un alegato contra el Estado, no contra las familias migrantes”, dijo.
Otra situación que compartió fue su rol como provincial de la Compañía de Jesús durante el destape de casos de abuso sexual. “Me tocó vivir en primera fila el descrédito de las instituciones que, en un muy buen sentido, era justo porque no habíamos estado a la altura. Fue un espacio donde me tocó practicar, como nunca, la escucha de las víctimas, sabiendo que el daño producido no iba a ser posible de reparar plenamente”, contó. «Nunca me terminé de sorprender de la importancia que era el espacio de escucha, espacio que debía ser ofrecido una y otra vez y que, al final, sin que las víctimas lo dijeran, era probablemente lo más importante de todo el proceso, el ser escuchado por las personas que representábamos a esa institución a la cual pertenecía el que había cometido el delito”.