El Reporte Anual de Homicidios 2024, presentado en agosto, muestra una realidad más compleja que la que usualmente se difunde: una leve reducción de la tasa, mayor capacidad de identificación de imputados y estabilización en ciertas modalidades. En un clima donde el miedo tiende a dominar la conversación los datos cumplen una función política de primer orden: recordarnos que la política criminal debe ser discutida desde la evidencia y no desde la ansiedad electoral.
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