Bajo el marco del Proyecto Fondecyt en derecho probatorio liderado por el académico Rodrigo Coloma, se realizó una serie de entrevistas a referentes internacionales que visitaron nuestro país. Esto luego de la confección de un sitio web sobre derecho probatorio y un proyecto audiovisual que ya estrenó su primer capítulo.
Las conversaciones con los expertos tuvieron como finalidad difundir su punto de vista en el desarrollo de la disciplina, en lo que se vislumbra para el futuro y su perspectiva en ámbitos que no suelen recibir mucha atención.
Esta vez se entrevistó a Andrés Páez (PhD de The City University of New York, Graduate Center), presidente de la Asociación Latinoamericana de Filosofía Analítica desde 2016 y profesor asociado del Departamento de Filosofía de la Universidad de los Andes en Colombia. Ha sido profesor visitante en la University of California, Irvine; Universidad Nacional Autónoma de México y la Universitat de Girona.
Sus principales áreas de especialización son la epistemología jurídica, social y formal; filosofía de la ciencia y pragmatismo. Ha publicado libros como Introducción a la lógica moderna, Explanations in K. An analysis of explanation as a belief revision operation y es el editor de Hechos, evidencia y estándares de prueba. Ensayos de epistemología jurídica.
Además, ha publicado varios artículos y capítulos de libro relevantes en asuntos de prueba en los procesos judiciales, destacándose: The prediction of future behavior: The empty promises of expert clinical and actuarial testimony; La reputación en el derecho: una aproximación epistemológica; Estándares múltiples de prueba en medicina y derecho; La prueba testimonial y la epistemología del testimonio; Probability-lowering causes and the connotations of causation; y Una aproximación pragmatista al testimonio como evidencia.
- En las presentaciones que hiciste en Chile trataste de problemas en las predicciones científicas, como también en el uso de teorías de las probabilidades en asuntos de causalidad. ¿A tu juicio, entre los juristas se exageran o desaprovechan las posibilidades que ofrecen los desarrollos en disciplinas no-jurídicas para los efectos de tomar mejores decisiones en asuntos probatorios?
Mi impresión es que las facultades de derecho en Latinoamérica no son muy abiertas al trabajo interdisciplinario. Existen barreras innegables para emprenderlo tanto para los juristas como para los académicos de otras disciplinas, entre las cuales la más notable es el uso de conceptos y términos cuyo significado es inalcanzable para el no especialista. Sin embargo, hay ejemplos notables de abogados que estudian juiciosamente los planteamientos de epistemólogos, psicólogos, sociólogos, etc. y logran entablar un diálogo fructífero. En asuntos probatorios es evidente que el estudio de los procesos de razonamiento, tanto desde un punto de vista lógico como psicológico, y de la forma en que opera la contrastación de una hipótesis en la ciencia, puede iluminar en gran medida el derecho probatorio.
- Los asuntos de prueba que preocupan a los juristas también interesan a los cultores de otras disciplinas, tal como ocurre en tu caso. Si aquello estuviere en lo cierto: ¿Qué acciones serían recomendables para acercar los lenguajes de los juristas y de los cultores de otras disciplinas?
Cuando comencé a trabajar en los asuntos de prueba en el derecho no entendía cómo se usaban ciertos conceptos jurídicos, pero con la ayuda de algunos colegas juristas muy pronto pude entender la equivalencia entre los términos jurídicos y los conceptos epistemológicos que me eran más familiares. No creo que sea una tarea muy difícil pero sí requiere de una dosis de interés. Creo que el intercambio académico interdisciplinario, como el que ocurrió durante mi visita a Chile, es uno de los escenarios donde se obtiene familiaridad de lado y lado con los conceptos especializados. También es recomendable que los estudiantes de derecho se familiaricen con el vocabulario básico de la lógica, que entiendan, por ejemplo, qué es el modus tollens o la falacia de afirmar el consecuente. Son estructuras básicas que aparecen todo el tiempo en su práctica profesional y a las cuales deben estar atentos.
- Los juristas en ocasiones eludimos preguntas difíciles de las cuales depende –en
una importante medida– la legitimación de lo que hacemos. Una de esas preguntas
difíciles tiene que ver cómo atribuimos fuerza a lo que dicen los testigos, pese a que
estamos conscientes de una serie de dificultades de índole epistémica nos
aconsejarían ser cautos. ¿Qué ideas claves puedes sugerirnos acerca de por qué
habría que tomarse (o no) en serio lo que dicen los testigos en los juicios?
En países como el mío (Colombia), donde los recursos forenses son muy limitados, se depende de manera excesiva de las pruebas testificales. Dejando de lado el problema de los falsos testigos, que son muy comunes, el asunto más relevante a mi juicio es educar a los jueces para que sean conscientes de dos problemas fundamentales que aquejan a las pruebas testimoniales.
El primero es el de la memoria. Existe mucha evidencia científica no sólo acerca de la falibilidad de la memoria sino también acerca de la construcción de falsos recuerdos, muchas veces generados por el ambiente en que se desarrolla un proceso judicial. Por ejemplo, al mirar una serie de fotografías de sospechosos se corre el riesgo de que la persona cambie su recuerdo de la persona que de hecho observó, por aquella que más se le parece. Hay muchos otros ejemplos de cómo se deforman los recuerdos a medida que avanza una investigación.
El segundo problema tiene que ver con el impacto que tienen sobre el juzgador ciertos elementos que están asociados con los testigos y su testimonio. El «efecto halo», bien documentado en psicología, hace que la apariencia física, el acento, el comportamiento y el grado de escolaridad de un testigo tengan un efecto positivo o negativo sobre el juzgador. Entre más contacto haya entre el juzgador y los testigos, más riesgos se corren de que se generen errores debidos a sesgos cognitivos de este tipo. En la actualidad estoy trabajando justamente sobre el tema de los sesgos en el derecho y el impacto que tienen en la legitimidad de las decisiones judiciales. Creo que es necesario que el derecho en nuestros países preste un poco más de atención a la psicología cognitiva para mejorar las reglas procesales, entre ellas las que tienen que ver con los testigos.
Entrevista realizada por Rodrigo Coloma Correa